María Angélica Prats Cuthbert

María Angélica Prats Cuthbert

A Roberto primero lo conocí desde un ámbito personal, sin embargo, después del año 1973, fue claramente una figura públicamente destacada en la lucha por la defensa de los DDHH.

Su participación en el comité Pro-Paz y posteriormente su nutrida trayectoria con cargos de mucha importancia en el mismo ámbito; su dedicación a la formación de personas en el tema de DDHH, sus publicaciones; su participación en la Mesa de Diálogo, sus cargos Internacionales; las muchas distinciones y reconocimientos otorgados «por diversas instituciones hacen de Roberto Garretón una persona reconocida en su aporte significativo a la defensa en el tema de los DDHH

Quisiera, mediante esta carta, aportar con una característica de Roberto que me tocó vivir de manera personal y que fue de mucha significación.

Debido al asesinato de mis padres, Sofia Cuthbert Ch. y el Gral. Carlos Prats G. mediante una bomba colocada por agentes del Estado Chileno en su automóvil en Buenos Aires en septiembre de 1974, como familia iniciamos un camino judicial que duró más de 45 años hasta poder cerrar el capítulo con la verdad de lo ocurrido, con el juicio debidamente sentenciado y la mayoría de los responsables cumpliendo las penas asignadas.

En infinitas oportunidades tuvimos situaciones adversas y muy difíciles de resolver debido a que se trataba de un juicio en Juzgados de Argentina primero y posteriormente en Chile; y porque era un juicio que se relacionaba con autores intelectuales y materiales que en ese momento eran autoridades y agentes del Estado de Chile. En muchas oportunidades, cuando los caminos a seguir eran inciertos; cuando las circunstancias legales eran difíciles de abordar; o los datos obtenidos debían ser corroborados recurrimos a Roberto solicitando una opinión orientadora.

Quisiera destacar con esto, una actitud humana de Roberto. Con su disposición y entrega personal junto a su conocimiento y experiencia profesional, nos otorgó una acogida generosa, abierta, realista y su consejo y orientación resultaba enriquecedora para la situación que se vivía. Fueron reuniones largas y muchas veces intempestivas en su oficina, en su casa, incluso a altas horas de la noche, en que tuvimos la oportunidad de recibir de él, además de su acogida, su muy valioso análisis de la situación, su información y su consejo.

Roberto nos mostró la cara humana, amable, acogedora y sabia del derecho, lo que junto a su destacadísima trayectoria profesional lo hace merecedor del Premio Nacional de Derechos Humanos 2020.

María Angélica Prats Cuthbert