Red ciudadana de Derechos Humanos

Fundación Ciudadana de Derechos Humanos

Santiago, 13 de mayo de 2020

Señores

Consejo del Instituto Nacional de Derechos Humanos

Presente

Tenemos el deber ético de dar testimonio de los años en que hemos conocido a Roberto Garretón Merino, abogado, candidato al Premio Nacional de DDHH.

Roberto se incorporó de inmediato, una vez producido el Golpe de Estado de 1973, a la defensa de todos y todas que eran perseguidos por el régimen de facto. No era una decisión fácil, quizás pocos de quienes recibieron el llamado dimensionaron la gravedad de lo que se estaba produciendo, y el peligro inminente para ellos y ellas.

Roberto es un ser humano digno, que supo estar a la altura de lo que las circunstancias exigían, no trepidó en defender a los procesados en Consejos de Guerra, a cualquier ciudadano que necesitara defensa legal, y procuró como tantos de sus compañeros y compañeras del Comité Pro Paz y Vicaría de la Solidaridad, proteger y defender la vida como un derecho supremo e inalienable.

No podemos sino recordar su afán, premura e ideas permanentes de como defender la vida, realizar una búsqueda incansable de encontrar a quienes nunca volvieron, proteger a los perseguidos, apoyar a quienes debieron exiliarse o bien fueron expulsados por la dictadura.

Su trabajo constante, coherente con lo que predicaba, le valió la confianza de todos y todas quienes le conocemos, y el reconocimiento al ser humano que no sólo ha trabajado en Chile, sino ha cumplido diversas tareas en éste mismo sentido, encargadas por la ONU, fundamentalmente en África. Es muy difícil resumir la vida misma de una persona que se entrega a una causa, es imposible resumir la suya.

Nosotros, como Fundación Ciudadana de Derechos Humanos, apoyamos absolutamente su postulación, y confiamos que el Premio le sea concedido como un reconocimiento en vida.

Roberto Garretón ha sido digno hijo de sus padres, y su propia familia no ha estado ausente en su trabajo, al contrario, han sido un factor de apoyo constante, y eso sin duda le ha permitido seguir adelante con tranquilidad y convicción.

Honrando a este abogado de DDHH, nuestro amigo, creemos que se honra a los cientos de trabajadores anónimos que estuvieron en las horas más oscuras siempre al lado de quienes lo necesitábamos.

Concederle este reconocimiento y premio, es una demostración de que nuestra patria reconoce a sus hijos e hijas que sin dudar han estado del lado de la Verdad y Justicia, como es el caso de Roberto Garretón Merino.

Confiamos en sean considerados todos sus méritos y el respeto ciudadano que se ha ganado con una trayectoria impecable.

Sylvia Castillo Araya – Francisca Celedón Bulnes

Fundación Ciudadana de Derechos Humanos